La primera receta conocida de mazapán, ese dulce tan nuestro (más bien, tan de Toledo) con almendras y azúcar, es del siglo XVI, más o menos coincidiendo con el nacimiento de Miguel de Cervantes, el creador del inmortal D. Quijote.
Ahora, coincidiendo con el IV Centenario de su muerte, el maestro artesano Antonio Aranda, de 62 años, expone el más grande Quijote del mundo en mazapán.
Lo hizo desde enero, en más de 500 horas, en el Obrador toledano de Santo Tomé, fundado en 1856, donde trabaja, en seis piezas.
El dulce Quijote mide 3,60 metros (casi a la altura de los molinos de viento de su aventura) y pesa 300 kilos. Son datos contrastados, porque aspira a entrar en el libro de los Guinnes.
Miles de personas ya lo han visitado en la iglesia toledana de San Marcos y las autoridades de Castilla La Mancha apuestan por mostrar esta obra artística de tradición y repostería en otras ciudades españolas.
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