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Enrique Lister Forjan, de Cantero Gallego a General de la República en las Fuerzas de la URSS.

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El General Lister nació el 21 de abril de 1907 en la aldea  de Ameneiro, parroquia de Calo del Ayuntamiento de Teo, en la provincia de A Coruña y tan solo a 9 km de Santiago de Compostela, capital gallega.

Cuando yo era muy joven, en mi pueblo Caboalles de Abajo en el Valle de Laciana, León (valle muy castigado económicamente en los años cincuenta y sesenta, con una sociedad y clase obrera dedicada en pleno a la explotación de la minería del carbón), ya me rugían los oídos de cosas que yo no comprendía y cuando preguntaba por el General Lister, siempre me contestaban: “guaje, esto son cosas de mayores”.

Pero no me quiero extender mucho en escribir sobre Lister, porque las hemerotecas del mundo están repletas de información de toda una vida de políticas y de guerras a lo largo de su vida.

Sin embargo a mí, sí me interesó y tuve mucha curiosidad cuando a principios de la democracia en el año 1977, el General Lister regresa a España. Para mí aquellos comentarios que oí de pequeño años atrás y que tantas veces me negaron el poder saber, me hicieron tener la fuerte sensación de que era el momento de conocer en persona al que de tanto se había hablado en tiempos prohibidos.

En esos momentos en España, todo era una novedad. Eran tiempos cuando regresaban todos esos españoles que por una guerra civil, tuvieron que abandonar su país. 

 

En el aeropuerto  de Barajas, hoy Adolfo Suarez, varios cientos de militantes del PC, familiares y amigos ataviados con banderas y pancartas del Partido Comunista, daban la bienvenida al General Lister, un hombre de aspecto fuerte con chaqueta y corbata, con unas gafas de pasta gruesas. Rodeado de micrófonos de mis compañeros, daba un pequeño y emocionado “mitin” de agradecimiento. Con la imagen que tenía a través del visor de mi cámara, los misterios de mis mayores dejaron de ser prohibidos. Fué algo genial.

Durante los años 1979 y 1980 mientras desempeñaba mis labores como foto-periodista en la delegación de Efe en Santiago de Compostela, tuve la oportunidad de conocerlo personalmente y poderle fotografiar en compañía de sus hermanas en la aldea y casa, donde de muy joven, realizó sus primeros trabajos de cantero, antes de marcharse para Cuba.

Me sentí muy satisfecho de poderle fotografiar y compartir aquellos secretos que mi padre me ocultaba; aproveché esos momentos a que me dedicara un libro para enviárselo a mi padre, con una fotografía y recordarle aquellos días que solo se podía hablar en privado y no de todo.

Quiero agradecer a mi padre esos secretos que con el tiempo se convirtieron en una realidad.

General, muchas gracias por su con fianza.

Mondelopress.com

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