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Las manos del alfarero siempre presentes en la vida de los más humildes

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Hace cuarenta y cuatro años descubrí por primera vez la localidad del Puente del Arzobispo, con su espectacular puente construido originalmente con ocho arcos en mil trescientos ochenta. Más tarde en el siglo XVIII, pasarían a ser once los arcos, construidos con sillares sobre el rio Tajo, en una ruta histórica y paso obligado para visitar el Santuario de Guadalupe en Extremadura.

Allí me desplacé en mil novecientos setenta y siete con motivo de la visita de los Reyes Juan Carlos y Doña Sofía a dicho Santuario, quedándome un fuerte recuerdo y con él, la asignatura pendiente de volver a la localidad de El Puente del Arzobispo, que actualmente cuenta con 1.200 habitantes.

El Puente del Arzobispo es muy especial, porque está reconocido internacionalmente por las buenas manos de sus artesanos alfareros y ceramistas que trabajan la arcilla y el buen hacer y esfuerzo de sus ciudadanos, donde todavía los más mayores aún recuerdan cuando contaban con más de 70 fábricas familiares que se dedicaban a la producción de la alfarería y cerámica a lo largo de muchas generaciones.

Incluso tienen dos Campeones Alfareros de España en Miguel de la Cal Martin y Francisco Fernández Robles “Quique”, este último ya fallecido.

Con los años, todos los trabajos son recompensados por la pervivencia de la loza y la arcilla recibiendo, junto con su hermanada Talavera de la Reina, el reconocimiento de la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Hoy, en El Puente del Arzobispo, nos encontramos con diez alfareros y ceramistas activos.

Mi visita se produce en plena pandemia del COVID-19 en un pueblo prácticamente fantasma, sin gente en sus calles, pero donde sus cerámicas lucen mucho con sus colores y representa muy bien el trabajo de tantas generaciones de artistas.

Visito a Juan Miguel Alia de las Heras, más conocido por el “Tiry” en el taller Tiry, de la calle de la Constitución. A su familia se la conoce en el pueblo como los “tirillas”, pero tengo que reconocer que Juan, de tirillas tiene muy poco; es un hombre de 55 años, bastante corpulento y con una estructura muscular muy desarrollada de tanto mover y amasar la tan preciada y noble arcilla. Él, da forma a 40.000 kilos de arcilla al año y ha hecho miles de piezas desde la tierna edad de once años, cuando empezó el oficio de aprendiz alfarero. Con trece años, hace su primera jarra que regaló a su madre con mucha ilusión.

En otros tiempos, la tierra arcillosa la sacaban de las barrancas de la localidad, pero ahora se surten de empresas especializadas.

Juan, trabaja durante muchos días con sus manos hábiles que representan fuerza, nobleza, bondad y mucha cultura, con las cuales da forma a tantas obras de arte.

El “Tiry” está muy orgulloso de haber elaborado los motivos ornamentales (que miden cerca de dos metros) que decoran las torretas de la Plaza de toros de las Ventas en Madrid y la pila Bautismal de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción en Sacedón, Guadalajara.

Mueve su torno con mucho empeño en un taller repleto de todo tipo de obras que se venden por todo nuestro territorio nacional, la Unión Europea y Estados Unidos. Juan, se siente muy orgulloso de sus tres hijos que no han seguido sus pasos, pero han apostado por estudiar una carrera.

Para mí, hay pocas cosas que aprecie y me gusten tanto, como cuando me saluda una persona con unas manos que trasmiten trabajo y humildad.

A lo largo de la historia las manos de los alfareros han estado presentes en todos los hogares y en todos los trabajos, tanto en las cántaras de barro con las que iban a las fuentes para llenarlas de agua y transportarlas en carretillas y en alforjas sobre el lomo de los burros, como  en nuestras casas, ya que  los botijos han ocupado siempre en el sitio más fresco de cada hogar, o los tarros de miel y la cazuela familiar para las sopas de ajo y pimentón de la vera;  platos, vasos, jarras para el vino y sangría, barreños, tinajas, macetas etc etc etc…

Me siento muy satisfecho de haber podido cumplir mi asignatura pendiente y ser tan bien recibido por la espectacular imagen del Puente del Arzobipo y sus gentes.

 

Mondelopress.com

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