En el último fin de semana del mes de septiembre se celebró la XXXVI feria del pimiento morrón de Fresno de la Vega.
El éxito del pimiento morrón “cuatro morros” IGP de Fresno de la Vega, pasa por la calidad, el mimo y cuidados durante todo el fin de semana en “La Huerta de Fresno”, dirigida por José Ramón Bodega.
La que fuera una antigua estación de tren, está ahora convertida en una gran productora de conservas de hortalizas naturales de alta calidad y te da la bienvenida recibiéndote con una fritura enorme de pimientos y el primer queso azul del bierzo “La Chata”, con un trago de vino de la comarca, para coger fuerzas y poder sobrevivir al gran número de coches y autocares que allí se concentran.
La localidad cuenta con quinientos habitantes y durante el último fin de semana de septiembre desfilan unos cincuenta mil visitantes procedentes de la vecina Asturias y toda la comarca de la provincia de León.
Sortear las miles de personas cargadas con bolsas, cajas, sacos de pimientos rojos brillantes, traídos hasta aquí en tractores repletos dispuestos para su compra, es un arte.
Tengo que reconocer que me llevé una pequeña desilusión, pues esperaba que fuera una feria sólo de pimientos, pero por desgracia, creo que de trescientos puestos que ocupan todas las calles, una gran mayoría es de todo tipo de productos, avellanas, ajos, cebollas, herramientas de según mano, calzado, ropa, calabazas, miel, aceitunas, globos, quesos, dulces, etc. No sé si los puestos del rico pimiento morrón “cuatro morros”, lleguen a los cincuenta.
Pero tengo que felicitar a las autoridades de la capacidad que tienen de conseguir tanto éxito para poder acoger a un número tan alto de personas durante todo el fin de semana, aunque moverse por la calles con tanta gente apelotonada, intentando caminar poco a poco para poder llegar al centro del pueblo, no es fácil.
En la plaza de Fresno de la Vega, en dos paelleras enormes, se elaboran cientos de kilos de pimientos para que todos los visitantes puedan degustar el rico producto de la comarca, que te va a dar las fuerzas que necesitas para poder continuar disfrutando de la fiesta del pimiento “cuatro morros”.
El lunes siguiente y después de recuperarme del fin de semana, acompaño a una cuadrilla de cinco mujeres y tres hombres, todos búlgaros, que durante varias horas van eligiendo, recogiendo y seleccionando el rico pimiento; el trabajo es duro, porque hay que ir revisando individualmente planta por planta y sin distraerse mucho, retirar uno a uno manualmente.
La única conversación que se escucha con mucha firmeza y cariño, es cuando tocan un buen pimiento y dicen: “éste para las tiendas de Gourmet”. Ésa es la base del nivel de calidad, porque el producto va a pasar después por el control en el almacén, donde se revisan y limpian uno a uno con mucho mimo para envasarlos y ponerlos en venta en los mercados de todo el territorio nacional.
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