Son las diez de la mañana cuando llego en mi moto, con lluvia y niebla que parecen más de invierno que de primavera, a la localidad de Santoña. Me recibe una estatua de bronce de un pescador con una cesta en la mano y en la otra un remo que te recuerdan que estás en la capital de la tan acreditada y exquisita anchoa del Cantábrico.
A pocos metros está la zona industrial donde se encuentran todas las naves que se dedican al preparado de las anchoas, más bien a preparar los bocartes para convertirlos en anchoa.
Visito la nave de conservas Ana María, que es una nave discreta y moderna y muy bien aprovechada y organizada. En la fachada Ana María ha puesto como reclamo y orgullo sus más recientes premios de Mejor Anchoa del 2016 y 2017 y sus premios Internacionales.
Ana María Fernández, que da nombre a su sociedad y a su marca, es una mujer joven y llena de ilusión que se nota que disfruta cada minuto en su fábrica de anchoas, donde emplea a 30 trabajadoras y 3 trabajadores.
Ana María comenzó con la elaboración de la anchoa en 1993 en el garaje de su casa con su padre Juan Gabriel y su madre Ana María, que le daba cien pesetas por cada tarro que rellenaba.
Ahora trabaja con su hermano Juan Gabriel en esta fábrica que recibe cada día unos cuatro autobuses de turistas y colegios para observar la elaboración de tan rico manjar de nuestro Cantábrico.
El proceso de elaboración es metódico y riguroso. Fueron los italianos, sicilianos en concreto los que a finales del siglo XIX llegaron a estas hermosas tierras para poner en valor la anchoa (bocarte en el agua, boquerón en vinagre y anchoa en salazón), que acabaría siendo uno de los motores económicos de la comarca y la que le da fama y renombre, además de sus playas.
El bocarte del Cantábrico, que se pesca de marzo a junio, llega en camiones a la nave, donde lo meten en grandes cajas con sal para conservarlos. Con mucha experiencia y perfectamente sincronizadas, las trabajadoras descabezan los pescados, a ritmo muy rápido porque son frescos.
Después los meten en bidones con sal donde se mantendrán de ocho a diez meses.
A mí me parece un preparado muy parecido al también sabroso y exquisito jamón serrano o ibérico o cecina. Por eso, como soy de León y mi referencia es la cecina o jamón digo que la anchoa es el jamón del Cantábrico. ¡Qué buenos alimentos tenemos en España y qué buenos profesionales!
La fase final requiere limpiar el filete de anchoa uno a uno con una cuchilla y una tijera y rellenar las latas y los tarros para pasar a la cadena de relleno con aceite de oliva y sellado.
Y a comprar y a comer.
En Conservas Ana María producen unas 90.000 toneladas al año y también elaboran bonito, caballa, mejillones, navajas, berberechos y gulas,
Enhorabuena a todos los implicados en la anchoa y cuidemos nuestros mares.
Mondelopress.com
Como siempre los reportajes de Mondelo son acertados. En este caso dan ganas de bajar a la tienda y buscar las anchoas de Ana María…..
Muchas gracias Alex eres muy amable.
Mondelo