Amanece que no es poco, en la localidad de Vilches, Jaén. A lo largo de una pista forestal de tierra, las vistas del paisaje de montes y valles y fincas repletas de olivos centenarios, son espectaculares. Entre las jaras y encinas, salen y corren acercándose al coche los conejos, que se han convertido en mis compañeros de viaje; tanto, que solo les falta subirse encima de él. La gente de esta zona dice que suele verse al lince merodear por Sierra Morena, donde me encuentro.
Voy camino de la ganadería “El Añadío”, finca muy especial que está situada en el punto más alto y donde se encuentra un hotel rural, único en sus instalaciones, porque poseen mucho encanto y tienen un sabor muy taurino. Las antiguas viviendas de los trabajadores de la ganadería, están dispuestas alrededor de un patio precioso donde crecen muchas plantas trepadoras y arbustos de flores. Hay también unos eucaliptos enormes y el canto incesante de los pájaros, ayudan a los visitantes a desconectar totalmente del mundanal ruido. Desde aquí, se puede ver el lago Guadaleón.
Saludo a María Jesús, dueña y responsable de esta ganadería.
La primera reacción, es preguntarse a uno mismo, qué hace una señora tan elegante como ella, en un sitio tan rústico. María Jesús es muy amable y ha heredado la finca de sus antepasados: su bisabuelo José Bueno, su abuelo César Bueno y su madre María Antonia Bueno. Me habla de la historia de éste lugar y de los muchos cambios que se han hecho a las antiguas casas; incluso la antigua cuadra es ahora el comedor.
La finca tiene una gran piscina donde los muchos visitantes de toda Europa pueden refrescarse, pues aquí llegan de todas partes, ingleses, alemanes, daneses, pero sobre todo, franceses y por supuesto, españoles.
Durante su estancia en este enclave rural, los visitantes pueden disfrutar de gran número de actividades y conocer de primera mano cómo se crían los toros bravos. Incluso desde algunos dormitorios y desde el salón de estar, se pueden ver estos bellos animales y por la noche, escuchar algún que otro gruñido.
Por la mañana, nos unimos al mayoral Miguel Angel Cózar, quien lleva trabajando en esta finca desde hace ya catorce años. Él, es un gran profesional y conocedor de esta ganadería. En su 4X4 y durante un recorrido de una hora, nos muestra las 400 hectáreas divididas en parcelas por algunas zonas y donde las reses están separadas según su edad. Miguel Angel las dá de comer y todas vienen corriendo hacia el vehículo. Es todo un espectáculo. La visita es muy bonita porque se está muy cerca de éste ganado tan sumamente especial. Durante el recorrido vemos a las vacas bravas con sus crías y observamos con gran interés cómo los toros sementales protegen y acompañan a las vacas en celo. Aquí también se puede pasear a caballo y disfrutar de este paraje que cuenta con más de 300 cabezas de ganado.
María Jesús es gran conocedora del ganado de lidia y claro está, lo vive todo muy de cerca. Controla todo el desarrollo de ésta finca y en la pequeña plaza de toros que está en el recinto, es responsable de todos los apartados que hay que preparar para las corridas.
Ella, que es muy amante de los animales y la gustan mucho los burros, me cuenta que tuvo uno llamado Taranto. El asno, estuvo tanto tiempo entre los toros, que terminó por creerse que era uno de ellos, hasta tal punto, que se enfrentaba a los sementales porque los consideraba sus rivales. Taranto, era muy bueno protegiendo sus vacas junto a las que pastaba, hasta que un fatídico día, varios años después, encontró la muerte por una cornada rival.
Quiero agradecer a María Jesús Gualda la oportunidad recibida de conocer su casa.
Mondelopress.com
María Jesús Gualda Bueno: Fith generation of «El Añadío» Stock farm in Sierra Morena mountains
Morning is breaking in the locality of Vilches, Jaén, along a dusty country road. The scenery made up of mountains and valleys and country estates full of ancient olive trees, is really spectacular. In amongst the rockroses and holm oaks, rabbits appear running towards and away from the car; they seem to have become my travelling companions, so much so, that they only need to jump on it now. The people in this area say that you can see the wild Lynx roaming all over Sierra Morena, where I find myself.
I am on my way to “El Añadío”, a very special stock farm situated at the highest point here. The countryl hotel there, has very unique facilities full of charm and bull-fighting flavour.
The old farm workers´s quarters, were built around a lovely patio and have been turned into charming bedrooms. The patio itself is full of scented climbing plants and flowering bushes and little tables decorated with candle holders, have been placed here and there. The constant singing of birds, help the visitors disconnect from the noisy world outside. From here you can also see Guadaleón lake.
I greet María Jesús the owner, responsible for the running of the farm. The first thing that comes to one’s mind is: what is this elegant woman doing in such rustic surroundingsShe tell me that she inherited the farm from her ancestors, her great grand-father José Bueno, her grand-father César Bueno and her mother María Antonia Bueno.
Lots of changes have been done to this place, including the old stable that has been turned into a dinning-room. There is also a swimming-pool where the many visitors that arrive here from all over Europe can cool themselves off. And they come from everywhere, English, German, Dutch, but most of all French and of course Spanish.
During their stay, evryone can enjoy this natural setting and get to know first hand how the fighting bulls are bred. Funnily enough, you can see and observe these beautiful animals from your bedroom window and the cosy sitting-room; you can even hear them grunt in the dead of night.
In the morning you can join Miguel Angel Cózar, the foreman, who will give you a 1 hour tour on his 4X4. MiguelAngel has been working here for the last 14 years and he is a very good professional, with a great knowledge of this livestock. During this his daily round, you can appreciate all the farm’s 400 hectares divided into several enormous pens to separate the animals according to their age. As Miguel Angel starts with the feed, you can see the animals running towards the vehicle; it really is an amazing sight and an experience you will remember for a long time. We can also see the cows with their suckling off-springs and observe with great interest the studs protecting and looking after the cows in heat.
Here, as part of the activities, you can also go horse riding across this great expanse, home to more tan 300 livestock.
María Jesús is an expert on this type of fighting bulls and is in charge of all the procedures involved when it comes to choosing the individual animal and does it in the small arena built on the premises.
She is also an animal lover and tells me the story of a donkey she used to have called Taranto, that came to her when he was only a few weeks old. He spent all his life amongst the herd and grew up to believe he was another bull, so much so, that he used to confront them as he looked after his hareem of cows. Taranto, was very good protecting his girl as he grazed alongside them.
But years later, one fateful day he met his death, as he was gored by one of his rival bulls.
I would like to thank María Jesús for making me feel so welcome in her house.
Traducción Beatriz Davies