Bailando con bisontes en el Parque Natural de Monfragüe

Lo de bailando con bisontes es verdad. No es un título para competir con Kevin Costner. Bárbara Rodríguez Torres, 45 años, madre de tres hijos, bailarina clásica en los más acreditados escenarios europeos, baila ahora en su finca El Campillito con bisontes europeos que cría para evitar su extinción.

El Campillito está en la localidad cacereña de Malpartida de Plasencia, en el parque natural de Monfragüe. Tiene 100 hectáreas y era de Emiliano y Rosario, los abuelos de nuestra bailarina.

Bárbara es una mujer alta, bien parecida, con cuerpo de atleta o de danza, hombros y brazos armónicos y unas manos que transmiten temperamento y ternura. Con melena larga y rostro soleado de contacto permanente con la naturaleza, sorprende la actividad de esta mujer, que hoy viste camisa roja de cuadros con las mangas remangadas, un pantalón vaquero y unas botas marrones de media caña.

Viéndola así y aquí, cuesta imaginarla como profesional de la danza clásica y contemporánea, aunque la delatan su movimiento armónico y con arte.

Ella empezó a los 11 años en una academia de La Línea de La Concepción y a los 18 se hizo profesional actuando en los mejores teatros de Bruselas, Ginebra o Zurich, y contratada en la legendaria y ya casi centenaria compañía Rambert, de Londres.

Ahora se mueve como pez en el agua en la finca familiar. Lleva a sus hijos al colegio y organiza su hogar, una discreta casa de campo, que transmite cultura, paz, buena convivencia y mucho trabajo.

Luego, con sus dos perros Jimmy y Bisón, que la siguen siempre, y su compañero Marco se convierte en vaquera. Tienen medio centenar de vacas y chotos que revisan y cuidan sin complejo alguno, como ganaderos profesionales, en un viejo 4×4 que fue del Ejército Español, al que entra y sale el polvo por todas las partes, y que me hace recordar mis muchos lejanos recuerdos de la mili.

Todo esto en una paraje de parque natural, con muchas encinas, piornos, jaras, alcornoques y plantas silvestres. Y un lago en el que los bisontes se bañan y se reflejan en el agua. Es bonito contemplarlos.

Lo de criar en la dehesa bisontes (bison bonasus) para su conservación fue por casualidad, según Bárbara, que los descubrió con Marco en un viaje por Suiza y Alemania.

Al volver, leyeron un artículo de Fernando Morán, presidente de la Asociación Española para la Conservación del Bisonte Europeo, y en un proyecto de biodiversidad importaron hace un año de Polonia cinco hembras y un macho de una variedad de la que sólo quedan 2.000 ejemplares en todo el mundo.

Bisontes y ganado vacuno tienen mucho en común y se han adaptado estupendamente a la dehesa extremeña.

Bárbara, a la que se la percibe como una persona que siempre ve la botella medio llena y con muchas ganas de luchar, dejó así los escenarios, la danza y un presente seguro, y en plena crisis se vino a vivir al rural, a convertirse en agroganadera y criadora de bisontes para que no se extingan.

Sencillamente, dice que ahora toca esto.

Durante el recorrido por El Campillito me posa bailando a una distancia prudencial de los bisontes por seguridad. La verdad es que parecía que estábamos en el teatro más grande del mundo, delante de sus bisontes, en esa pradera llena de tanto colorido, sin más límites que lo que la mirada captaba, en la naturaleza.

Quiero felicitar a Bárbara por esa valentía y espíritu de lucha que transmite para que no desaparezcan los bisontes.

Mondelopress.com

 

Unusual Women

Dancing with bison in Monfragüe National Park.

 

Dancing with bison it’s true. It is not a film title trying to compete with Kevin Costner.

Bárbara Rodriguez Torres, a 45 year old mother of three and ex classical dancer in the most accredited theatres in the world, dances with bison now in her farm of «El Campillito» to prevent this rare breed from extinction. El Campillito is situated in Plasencia, Cáceres, exactly in the Monfragüe National Park. Its 1.000 hectares used to belong to her grandparents Emiliano and Rosario.

Bárbara is tall, good looking with an atractive athletic body, harmonious arms and shoulders; her hands express her strong temperament and tenderness at the same time. Her long hair and sun stroked complexion reflect her contact with nature. Today she wears a red shirt, sleeves rolled up, jeans and a pair of mid- calf brown boots.

Seeing her like this, it is difficult to imagine her as a professional classical and contemporary dancer, even though her gracious and artistic movements are a constant  give away.

Her dancing career started at the age of 11 at a Línea de la Concepción dance academy and at 18 she became a professional dancer, performing in the best Brussels, Geneva and Zurich theatres as part of Rambert School of London. She now moves like fish in water around her family farm. She takes her kids to school and organises her home well ( a discreet country house that oozes culture, peace and harmony)

But later on in the day she becomes a real cow woman, followed  by her two loyal dogs Jimmy and Bisón.  She has fifty cows and calves. She drives around on an ex Spanish army Jeep which brings me back to my military service days.

All this takes place in beautiful surroundings of oak, rockrose and Spanish broom turf. There is also a lake where the bison take their daily baths and see their own reflexion. It is so beautiful to watch….

It really was by pure chance to breed bison here; according to Bárbara, she and her partner Marco discovered them whilst  on a trip to Switzerland and Germany.  After coming back to Spain they read an article by Fernando Morán, president of the Spanish Bison Conservation Society and in a biodiversity proyect, they decided to import 5 females and 1male. There are only two thousand left in the world.

Bison and cattle have a lot in common and adapt well in Extremadura pastures.

Bárbara who always sees the bottle half full, loves to work and fight hard.  She has swapped the stage in the middle of the crisis, for the rural life and become an agro-livestock farmer breeding bison to prevent their extinction.

» This is it» she says.

During my time around the farm she poses for me, dancing at a safe distance from the bison. It really felt as if we were at the world’s biggest stage, no limits beyond where the eye can see, sorrounded by Nature.

Traduccion de texto.

Beatriz Davies