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El pan nuestro de cada día de Montejos

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En la localidad leonesa de Montejos del Camino, los hermanos Crespo de nacionalidad colombiana han tenido un largo y excelente aprendizaje laboral en panaderías de la provincia de León, para poder elaborar las estupendas hogazas y barras de pan que tenemos en todos los pueblos de la provincia, gracias a los desvelos de nuestros antepasados.

Tengo que hacer un repaso a mi niñez en la localidad de Caboalles de Abajo en el Valle de Laciana, cuando las sopas de ajo eran el manjar de las noches de invierno. Eran tan sencillas, con ese sabor y olor tan especial del aceite de oliva, ajo y pimentón del Bierzo, servidas en esas cazuelas de barro y donde nuestras madres nos desmigaban las rebanadas de pan de esas hogazas tan sabrosas y que al mismo tiempo eran un alimento tan necesario.

Tengo que felicitar a Carlos Crespo, Ángela Ramírez y Dubier Crespo, por continuar y mejorar un proyecto de una antigua panadería de las de toda la vida en Montejos de Camino. En sus dos hornos de leña y después de una gran reforma, han logrado conservar toda la cultura del pan de nuestra tierra.

Estas instalaciones son muy acogedoras, donde la limpieza y la higiene es la prioridad de la dirección, claro está y donde todos los trabajadores permanecen con sus mascarillas puestas durante toda la jornada. Aquí existe una estupenda compenetración entre todos los trabajadores que comienzan su labor a las siete de la tarde, preparando los fuegos de las calderas de leña de roble de nuestros magníficos bosques.

Con música de Salsa de fondo, todos con las manos en la masa y durante toda la noche, se disponen a preparar grandes cantidades de masa, hecha con harina de Riojana, Villafranquina y otras marcas nacionales, sal, levadura y un agua que según me cuenta Dubier, es estupenda y hace que sea un pan muy rico y solicitado por los muchos clientes de toda la ciudad de León.

Es muy agradable ver en este turno de noche, cómo unos jóvenes colombianos trabajan la masa con tanta rapidez, con sus brazos y manos musculosas van dando forma a más de 500 hogazas rusticas con moño, barras chapatas y tortas de pan. Mientras unos van formando los distintos panes, otros van metiéndolos en los hornos; no descansan hasta el amanecer. No hay nada como el olor del pan recién horneado con su aspecto y color extraordinario y que ponen en venta en la tienda del propio obrador para los vecinos de Montijos.

Al amanecer, los repartidores se lo llevan en las furgonetas a todos esos puntos de venta de la capital leonesa y en especial a la tienta “Tu Pan” en la Avenida Doctor Fleming, esquina a Agustín Alfageme, un estupendo establecimiento donde Manuel Fuentes responsable de la tienda, te puede aconsejar sobre éste y otros tipos de pan, pasteles, tartas, empanadas, mientras te tomas un café o té.

Después de una jornada nocturna muy especial, haciendo un reportaje donde unos trabajadores muy ilusionados con su trabajo se retiran a dormir mientras los ciudadanos disfrutan de ese majar llamado “El pan nuestro de cada día, de Montejos”, yo me marcho del obrador con luna creciente en plena pandemia del COVID-19 con unas hogazas para desmigarla en un tazón de café con leche como haría mi madre cuando era niño. Siempre es un buen momento para disfrutar de dos huevos fritos y mojarlos con esa miga esponjosa y rebañar el plato, “manjares de los dioses”

Gracias a una gran familia colombiana trabajadora en nuestro país, por dejar meterme en su mundo por unas horas.

Mondelopress.com

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