Me perdonaréis que hoy recuerde algunos sabores de mi infancia, o sea de mi tierra leonesa. Quedan un poco lejos los años 60 de mi niñez, cuando en el paisaje de montañas y prados que asociamos con la vida rural y natural se incluían las vacas y las cabras como parte del entorno familiar y de animales útiles para el trabajo de la labranza y el alimento.
No puedo dejar de recordarlo al conocer el esfuerzo de José Nieto, hijo de una familia arriera de La Maragatería, que en 1965 inició una aventura con un curadero de cecina en Astorga y ahora es uno de los empresarios más importantes del sector, al frente de “Cecinas Nieto”, con una producción de 250.000 kilos, de los que exporta el 60% a países árabes, Hong Kong, Italia y Francia, entre otros.
Su hijo José Luis, actual responsable de la empresa, y su hermana Conchi, están llevando por medio mundo la marca León, desde unas instalaciones modélicas en las que da gusto observar cómo los trabajadores despiezan patas de vaca de más de 70 kilos, las limpian con mucho mimo y las preparan para meterlas en sal y lograr un sabor exquisito.
Por eso no me sorprende su calidad y su éxito, que se evidencian, por ejemplo, en los grandes almacenes Harrods, de Londres: en la sección de charcutería y gourmet están bien a la vista los productos de Cecinas Nieto.
Me siento muy orgulloso de ver cecina, como la artesanal de mi infancia, en un escenario tan internacional que me hace sentirlo como algo propio.
Pero no hay que olvidarse de la hermana pequeña, la exquisita y deliciosa cecina de chivo, un poco más oscura y de sabor diferente y de menor producción.
Para ello, vale la pena darse un paseo hasta Geras, a 1.200 metros de altura. Natalia Ordóñez, mujer muy activa que coordina varias tiendas familiares en la capital leonesa, me guía por los 40 kilómetros de distancia de una carretera estrecha, con los árboles y hojas de colores que con el viento se descuelgan suavemente posándose en el suelo sobre el manto blanco de las primeras nieves y con un silencio que se rompe con las aguas del río Casares.
El pueblo tiene 50 habitantes y un microclima con muchas heladas en invierno, que son ideales para la elaboración de los embutidos.
Ya en la fábrica “Entrepeñas”, Natalia me presenta a su madre, Rosa, que te transmite plena confianza y responsabilidad y a toda la familia, marido, hijos, cuñados y hermanos que se encargan de hacer posibles algunos de los mejores embutidos del noroeste de España.
También disponen de un restaurante donde puedes disfrutar de una comida casera con cecina de chivo guisado, un manjar, o la riquísima cecina curada de chivo, o costillares mientras contemplas el proceso de secado con fuego de leña de roble de las mismas montañas,
La fábrica tiene mucha actividad, pues está empezando la temporada y allí todo el mundo está haciendo algo, da gusto ver una familia tan unida y coordinada.
Entre las exquisiteces de más éxito están los patés de cecina, salchichón, chorizo y morcilla, y la esencia de cecina y el caldo de cecina con verduras, además del botillo y el típico chorizo leonés, que también exportan a Francia y Suiza.
Es un ejemplo el de estos empresarios que hacen grandes esfuerzos para producir y hacer internacionales los manjares embutidos de León.
Compensa desplazarse a León para degustar estos productos estrella, auténticas delicatessen.
En la céntrica calle Cervantes, con mucha profesionalidad y destreza, Agustín Risueño, cortador de jamón y cecina, hace posible disfrutar de las preciadas finas lonchas.
Y no te puedes marchar de la capital sin acudir al mesón restaurante “Racimo de Oro”, en el Barrio Húmedo, en la plaza de San Martín, donde ocupa una emblemática casa del siglo XVI y una bodega del siglo XII. Vigas de madera y paredes de piedra vista te hacen disfrutar aún más del sabor de la cecina y de los productos de la tierra, con el trato especial del responsable, Oscar Díaz, y su hermana Raquel, que se encarga de elaborar en la cocina los buenos y exquisitos platos de la tierra que se asocian con sus buenos habitantes.
Mondelopress.
Teníamos que quedar para comer esa cecina…. fernando g laxe y rosa liaño