Si los ingenieros italianos D´ascanio e Innocenti, padres de la Vespa y de la Lambreta, respectivamente, hubieran llegado esta mañana a Madrid a la estación de tren de Las Delicias -algo harto improbable, pues ambos ya tendrían más de ciento y pico años y la estación es ya museo de Ferrocarril desde 1984, se habrían sonreído al observar más de un centenar de sus criaturas reunidas amigablemente.
Vespa y Lambretta -Rollings Stones vs Beatles, Coca Cola vs Pepsicola, Seat vs Renault- dualidades antágonicas también y enemigas a muerte desde su nacimiento, en el comienzo de la segunda mitad del siglo pasado en Italia, se han mostrado en exposición, han callejeado juntas y revueltas por el centro de Madrid y han rodado hasta El Pardo, convocadas por el Club Scooter de Madrid, que ha celebrado este fin de semana su XV Rally.
En una mañana primaveral ”de perros”, que no ha deslucido el evento, el ruido de los motores de dos tiempos y la humareda de la mezcla de gasolina y aceite que les hace mover se han apoderado del Museo del Ferrocarril, uniendo así dos ideas de transporte de los años cincuenta en España: el scooter y el tren. No había entonces para más. Añadiendo, además, la circunstancia de que Piaggio, fabricante de la Vespa, en sus comienzos se dedicó a hacer locomotoras y vagones de tren.
Después de varias ediciones ”fuera de la ciudad e intentando, entre tanto humo de Castrol quemado, saber a qué huelen las flores de la sierra madrileña”, han vuelto a la gran ciudad para ocupar calles tan emblemáticas como la Gran Vía y la Castellana.
El evento incluía una visita al Museo del Ferrocarril, donde quedaron expuestas una veintena de los mejores monturas, todas ellas con una cuidada restauración y en representación de los modelos más significativos de ambas marcas y su evolución con los años . Auténtica historia del desarrollismo español. La vespa 125 de faro en el guardabarros, la Lambretta LD125… y hasta tres unidades del Ape, motocarro de Piaggio de la época.
El escooterismo clásico -de chapa, vaya- en España está en plena eclosión.. La moda que causó furor entre los jóvenes sesenteros del Reino Unido palpita entre los cuarentones y más de hoy, amantes del rhythm and blues, el soul y la música ochentera. Volvieron las parcas y los espejos y el particular tuneo de las monturas, cada vez más completas y personales.
Esta crecida afición hace que sean numerosos los eventos que los igualmente numerosos clubes de escooteristas de toda España se programan durante todo el año, sin importar las condiciones meteorológicas –“ infernales” por invernales les llaman algunos a esas excursiones de diciembre y enero- que reúnen a valientes de toda España. Hoy, 21 de marzo, los motoclubes colindantes con Madrid, el de Guadalajara y el Escooter Club Segovia, muy activos siempre, contaban con muy digna representación. ¿Quién se apunta a la XXI edición del Euro yeyé, de Gjjón, evento internacional escooterista y cultural que se celebra el primer fin de semana de agosto?.
Es realmente una afición- vicio puede llegar llega a ser- que no es especialmente cara, si no se rebasan unos límites “racionales”. Por poco más de unos mil euros se pueden adquirir monturas listas para empezar a ser usadas y siempre susceptibles de ser modificadas y restauradas por el triple de esa cantidad de euros para quedar al gusto de cada uno. Y piezas, todas las que hagan falta, en cualquiera de las diversas tiendas online. Todo un espectáculo, por cierto, adentrarse en ese mundo a través de internet.
Vespa o lambretta?. La segunda tiene más estabilidad al tener el motor centrado; la primera, mejores prestaciones,… etc, etc. Opiniones pasionales de los adeptos de uno u otro bando. Realmente son prácticamente iguales, sobre todo para aquel que tiene la dicha de participar de unan afición -la compra, la restauración y el placer de su posterior conducción- cuando lo que importa es recuperar o mantener estos aparatos de bellas líneas, gran incomodidad, dudosa seguridad y caprichosa fiabilidad.
Jose M. Iñarra
Fotos.Mondelopress.com.