Unas cinco mil personas desplazadas de toda la comarca del Valle de Laciana, han asistido al funeral oficiado por el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, en compañía de un grupo de sacerdotes del Arciprestazgo del Noroeste, encabezados por el arcipreste José Riesco y atendido por el párroco Bruno Cuadrado de Villablino y otros párrocos de la unidad pastoral de las localidades Palacios del Sil y Villaseca de Laciana. Este miércoles día dos de abril, en el polideportivo de Villablino, despidieron a Jorge Carro, Rubén Souto, Amadeo Bernabé e Iván Radio, los cuatro mineros de esta localidad quienes, junto a David Álvarez, enterrado ayer en Torre del Bierzo, fallecieron el lunes en una explosión en la mina Cerredo en Degaña (Asturias).
La misa estaba prevista para las 12.00 horas, teniendo que ser retrasada unos minutos por la avalancha de público en el polideportivo, donde tuvieron que limitar el aforo por no poder entrar nadie más. Más de tres mil amigos y familiares de los mineros tuvieron que quedarse en el exterior y en los alrededores, donde siguieron la misa por megafonía; allí también se encontraban las autoridades que se desplazaron desde Madrid; la Vice-presidenta tercera y Ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, Oviedo, el Presidente del Principado, Adrián Bardón, desde Valladolid, Alfonso Fernández Mañueco, el alcalde de Villablino, Mario Rivas y otras muchas autoridades.
Durante la misa uno de los momentos más emotivos fue la lectura de una carta de Rebeca Radio, hija de Iván Radio; la joven se dirigió a los presentes, agradeciendo a todos los asistentes las muestras de cariño, pronunciando unas palabras en nombre de las familias de los fallecidos, “La pólvora no desaparece sin más; siempre deja marca”. Y así sois vosotros cuatro.
Fue al final de la eucaristía cuando la Coral de Villablino ha entonado “En el pozo María Luisa”, también conocida como “Santa Bárbara bendita”, el himno popular emblemático de los mineros. En su letra recordó que en la mina de Cerredo murieron cinco mineros, siendo cantada por todos los asistentes, con gran emoción.
Los féretros fueron sacados a hombros por familiares y amigos a lo largo de un pasillo entre una gran multitud, con aplausos de despedida y con gran dolor de todos los asistentes y vecinos del Valle de Laciana, a quienes les cuesta entender que esto volvería a suceder, ya que aún no se han recuperado del desgraciado accidente en el Pozo María en Caboalles de Abajo, hace cuarenta y seis años, y sigan siendo víctimas de tanto sufrimiento y dolor. Parece que los responsables son incapaces de poner fin a esta lacra y forma de mal vivir.
Con este reportaje quiero darle el pésame a sus familias y amigos y unirme a tanto sufrimiento de todos mis paisanos de Laciana, pues yo también soy uno de vosotros. Que descansen en paz.
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