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Los comercios pequeños de barrio, son los hérores del apagón de España Y Portugal.

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APAGÓN DE ESPAÑA Y PORTUGAL

La capital leonesa sufre un apagón eléctrico de más de siete horas.

Tan solo fue necesaria apenas una hora del apagón de las 12, 30 horas del mediodía en la ciudad leonesa, para que se transformara en su forma de convivir.  Los agentes municipales acudieron a controlar el tráfico por falta del funcionamiento de los semáforos en todas las rotondas y cruces peligrosos, lo que nos recordaba a otros tiempos, cuando en todos los cruces teníamos al guardia de tráfico. Los bomberos acudiendo a las llamadas de emergencias para socorrer a los ciudadanos encerrados en ascensores. Protección civil ayudaba en domicilios a enfermos impedidos por falta de movilidad.

Los bancos sin poder operar con los cajeros fuera de servicio porque no se podía sacar dinero para hacer los pagos en efectivo.

En la estación del tren de León, empieza a ser ocupada por todos los viajeros que tenían previsto desplazarse, mientras que en la propia estación nos llegan noticias de un tren Ave se encuentra parado en el puerto de Pajares y en la sala de espera comienzan a formarse corrillos, buscando información sin encontrar respuesta, teniendo que acomodarse por donde se pueda, en los pocos bancos y en las escaleras; la jornada va a ser larga.

Los ciudadanos acostumbrados a convivir con el móvil para todo, se sintieron indefensos ante la falta de información y de comunicación y son los más mayores principalmente los de otras generaciones, los que rescatan de esos baúles de los recuerdos, los transistores de pilas que durante muchos años nos hacían compañía y nos tenían informados y entretenidos. En esta ocasión fue fundamental para poder conectar con las emisoras nacionales, más informados del desarrollo del apagón

No pasaría mucho tiempo del medio día cuando la población empezaría a correr la voz de que estábamos ante un apagón general de toda Europa, y que no se sabían cuando se podría normalizar el servicio eléctrico,

Todos los comerciantes recuerdan los primeros días de la pandemia, del comportamiento de los ciudadanos (no está tan lejos), para que estos entraran en pánico y comenzaran a formar grandes colas en los comercios de toda la ciudad ya que algunas grandes superficies, mantuvieron sus puertas abiertas y fueron capaces de atender el abordaje de los clientes que no tardarían mucho tiempo en vaciar las estanterías de alimentos de primera necesidad.  Algunos comerciantes con mucho agobio, tienen que achicar con cubos, el agua de las cámaras que se descongelan muy deprisa

Los héroes del día del apagón, fueron esos negocios de barrio de toda la vida y que cada día son más los que echan el cierre para siempre, por falta de relevo generacional.

Es asombroso ser testigo como sólo los pequeños establecimientos de barrio, como la ferretería de La Esquina, en la Calle Menéndez Pelayo, en tan sólo  una  hora, se desprende de todas las cocinas y bombonas de camping gas, de mangueras, de linternas, pilas de todo tipo, velas, hornillos de gas, y toda clase de equipamientos de camping.

Me cuenta Isaac, propietario del establecimiento,   que si tuviera cien bombonas y trescientas linternas, las habría vendido todas. Todos los clientes se acercaban muy preocupados, viendo que las horas pasaban y que se encontraban en una situación difícil, como un padre muy agobiado que se recorrió el barrio queriendo encontrar algún artilugio para poder calentar el biberón a su bebé.

Las panaderías con colas de más de treinta personas, vendieron todo el pan y la bollería, para enseguida tener que echar el cierre.

En el Café Bar Azaila 1930 de Juan el Obispo de la lotería Nacional, se encontró desbordado, teniendo que montar un mostrador de emergencia para servir todo tipo de alimentos como bocadillos fríos y raciones, o dulces, hasta agotar todo lo que se pudiese comer y beber como cervezas calientes y  refrescos; daba igual lo que fuera, lo importante es tomar algo porque en casa no se podía hacer la comida en las cocinas eléctricas.

O en la frutería Geli, con gran surtido y óptima calidad de todo tipo de frutas y verduras de temporada de nuestro país y de importación, me cuenta Azucena responsable del establecimiento, que con la tienda a oscuras y con una cola permanente, en momentos de mucho apuro, tuvo que aconsejar a alguna clienta que no se llevara más, porque no iba a poder con ello para subirlo a casa. Los clientes compraban los productos del expositor en la primera línea, porque era lo que más se veía y tuvo que recurrir al sistema de pesado de los productos, con una báscula de pilas y cobrar echando cuentas con lápiz y papel, recuperando prácticas de otros tiempos no tan lejanos.

En la  Calle Cervantes en el barrio el Romántico en el centro de la capital, se encuentra el establecimiento de productos selectos de la región, siendo el mejor establecimiento que está especializado en bocadillos de jamón y que durante el apagón, terminaron con todas las reservas de pan, teniendo que pedir más a sus proveedores y utilizar A! Cuchillo” los cortes de los embutidos y todo tipo de alimentos para poder atender la gran demanda de turistas.

A las dos horas del apagón eléctrico, en la plaza de Santo Domingo donde se encuentra la heladería El Valenciano, durante dos horas se formó una gran cola para disfrutar del reparto de cientos de helados gratuitos de todas sus reservas, antes de que echar a perder.

Sorprendentemente, una de las colas más numerosa, fue la del estanco, donde los fumadores tenían otras prioridades.

Queda muy demostrado con las horas del apagón de corriente eléctrica, que el progreso de las ciudades, no tiene por qué estar reñido con los pequeños negocios; cada vez son más los que echan sus cierres, pero estos negocios durante el apagón, se convirtieron en los héroes del barrio.

Me sorprende mucho que durante las muchas horas del apagón, hubiese un gran contraste en el que muchos ciudadanos se sintieran agobiados por la sensación de una situación muy grave, que nunca ocurrió en la historia de nuestro país y otro gran porcentaje, bebían y comían en las terrazas de los bares, disfrutando tranquilamente como si con ellos no fuera este apagón, sin preocuparles las posibles graves consecuencias.

Mondelopress.com

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