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Mujeres gallegas (1979-1981)

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Estas mujeres que retrató Mondelo entre 1979 y 1981 son reales, no posan ni actúan, se representan a ellas mismas en sus faenas cotidianas y fueron captadas en la vía pública en Galicia por un observador sorprendido.

Acostumbrado a captar el instante fugaz que servirá para que la posteridad pueda entender e interpretar un personaje, un acontecimiento, un esfuerzo, un deporte, un paisaje, una mirada, una gesta,  estas mujeres que el fotógrafo encontró sin buscarlas nos permiten ahora acercarnos a un pasado que a Mondelo le sorprendió entonces y a nosotros también ahora.

Ya no es fácil ver por las pistas asfaltadas a señoras de negro a lomos de un burro y con la guadaña, como la que sirvió de portada para el magnífico libro Hermano asno, de Eliseo García Nieto y Mondelo.  Ni a agricultoras arando con un par de vacas, ni en lavaderos vecinales ni ordeñando a mano.

Pero sí siguen mariscando en las rías,  manejando tractores y haciendo las faenas de antes con la maquinaria más moderna.  Sin forzar un equilibrio milagroso entre cabeza erguida y espalda recta  con cestos para el hórreo o feixes de millo  o lecheras por las rúas.

La mujer gallega se ha ido adaptando. Por eso, llama tanto la atención volver a ver estas imágenes y revivir y evocar inevitablemente aquel tiempo, que simplemente fue.

Las corrientes modernas de la Antropología cuestionan una supuesta sociedad matriarcal gallega y con los criterios actuales del feminismo ponen en duda el importante papel de la mujer en la Galicia rural de entonces. Hoy se habla de mujer que vive en el rural, pero entonces era indisoluble lo de mujer rural, que era otro parámetro y otra realidad.

Creo que con un poco de memoria estas fotos dejan vislumbrar que aquellas mujeres, que también eran esposas, madres, abuelas, amantes, hijas, trabajaban, vivían, educaban, mantenían la tradición e innovaban, con poder, dominio,  energía, habilidad, humor, retranca y contundencia. La legalidad es otra cuestión. Pero la realidad, al menos en la Terra de Montes, fue la que fue.

José M. Troitiño

Mondelopress.com

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