En un pequeño pueblo en las estribaciones de los Montes de Toledo, siempre en el bando perdedor de todas las guerras y batallas que han azotado la Península Ibérica, sus habitantes conservan varios tesoros que la Historia les ha ido dejando a lo largo de los siglos. La villa de Camuñas, repoblada en plena Reconquista por la Orden de San Juan, mantiene el espíritu hospitalario de sus caballeros fundadores pero a la vez guerrea para sobrevivir en una España cada vez más seca, en una tierra a la que le cuesta cada vez más regenerarse y presionada por la emigración.
Dentro de esa mentalidad de supervivencia permanente, los tesoros se guardan con especial celo. Es el caso de una especia tan antigua como la formación del Imperio Romano y que en nuestros días sigue siendo un producto muy preciado: el azafrán de La Mancha. Con unas características muy peculiares, las familias que todavía en Camuñas cultivan azafrán lo hacen al estilo de sus antepasados. El “oro rojo” simboliza el esfuerzo de aquellos que lo cultivan, con un trabajo a lo largo del año menos arduo que en otros cultivos pero sometido a las inclemencias climatológicas y que exige en la época de recogida en los días durante y después del día de Todos los Santos, de un esfuerzo extraordinario para coger las flores, mondarlas y tostar el azafrán en un plazo de menos de 24 horas.
Aunque ya la “rosa” no se cultiva para financiar a los novios cuando se casaban y establecían su propio hogar independiente del de sus padres, sigue siendo un producto familiar, el cual se va profesionalizando poco a poco y que cuenta con un mercado creciente. En la era del “turismo rural” y en las tierras que Cervantes conoció bien en su época de recaudador de impuestos, Camuñas es el lugar donde los valores que van unidos a la tierra siguen respetándose y transmitiéndose de padres a hijos.
Texto: Santacruz
Fotos Mondelopress.
Nunca mejor reflejado. Tradición procedente de epocas muy antiguas que se mantiene y respeta, que une a familias y te curte en la importancia de las cosas: el esfuerzo de unos padres por dar el mejor futuro a sus hijos.