En la antesala del crudo y frio invierno, la naturaleza, vestida de ocres y rojos, nos hace otoño uno de los regalos más sabroso, suave, nutritivo y versátil. La castaña.
Fruto de uno de los arboles más espectaculares y longevos que colorean la península, los castaños ofrecen desde hace miles de años castañas, una fruta leñosa que se ha mimetizado en las costumbres y cultura ancestral de la zona norte de España, especialmente en los bosques húmedos de Galicia, Asturias, Castilla y León, incluso en zonas altas de Extremadura.
Testigos del último milenio, sí, mil años tienen ya, y unos troncos que necesitan 20 pasos para recorrerlos los más majestuosos castaños españoles los encontramos en la región de Sanabria, en Alcobilla. Pero también los hay en Las Médulas leonesas, y a los pies de Manzaneda en Pumbariño.
Y quizá no tan añejos pero sí productivos los hemos encontrado a los pies de Gredos, en el Puerto de Mijares donde 55 familias abulenses recogen cada año 150.000 kilos de castañas que comercializan por toda España por su suavidad y dulzor a través de la cooperativa el Mogote, donde Jose Angel, Alberto, Leticia y Alicia cepillan, lavan calibran, empaquetan y despachan el fruto seco otoñal por excelencia.
Oriundo de regiones húmedas, como estas tierras mijareñas conocidas como la Galicia Abulense y coronada por las cumbres Artuñera, Centenera y La Peluca, el castaño regala desde hace miles de años lo que antes de la llegada del maíz o la patata se llegó a conocer como el pan del pobre: las castañas.
Castaños asentados en tierras de particulares que complementan sus rentas doblando el lomo para hacerse con los 300 kilos que recogen a sus 76 años MANUEL PALOMO Y SU ESPOSA, ENGRACIA SANCHEZ, de las variedades REGOLDANA, INGERTA y RUBIA.
Hoy la castaña, regalo del bosque, es el eje de una de las fiestas populares donde la comunidad comparte lo que la naturaleza da: y lo escenifica en torno a las hogueras que de octubre a noviembre alumbran pueblos y comarcas en torno a las calvotadas, castañadas o magostos. Gran fiesta la del magosto que en Orense se celebra el día de San Martiño donde la castaña es la gran protagonista del día del patrón y que este año ha sido el postre, con más de 1.000 kilos de castañas rematando los 2.000 chorizos ( ya saben que en San Martin no puede faltar el cerdo) y las 300 botellas de vino que regaron la fiesta.
Pero relegar la castaña a su degustación en crudo o asada es un pecado, camuflada bajo esa corteza de espino se esconde uno de los manjares más versátiles de la tradición culinaria española. Y para muestra este plato de carrilladas de cerdo con pure y salsa de castañas mijareñas elaborado por Gregorio Díaz ,el Jefe de cocina del restaurante Mesón Cantarranas de Cebolla, Toledo.
La castaña, además, esconde grandes secretos, más allá de su condición de pan del pobre confitada y glaseada se convierte en uno de los manjares más preciados del mejor de los gourmets: el marron glasé.
Y es en Orense, en San Cimbrao das Viñas, donde la fábrica de Cuevas desprende del rudo erizo a más de 1.000 toneladas de castaña fresca para, una vez peladas a fuego y vapor en sus grandes naves se confitan durante 8 días en marmitas de almibar para terminar siendo cubiertas por una suave y fina capa de glaseado, más acorde con su preciado sabor que es auténtico bocata de cardinale.
En la fábrica de Cuevas trabajan 120 empleados, casi todo mujeres que se abastecen de producto todo el año, gracias a las técnicas de congelado como nos contó la gerente Maite González y Marisa Dominguez, aunque es ahora en temporada alta cuando la fábrica bulle a toda máquina para elaborar este rico manjar que acompañará, sin duda, fiestas navideñas de muchos españoles y, gracias a la exportación de Francia e Italia donde el Marrón Glacé de Cuevas es especialmente apreciado.
Texto. M.Santos
Fotos. Mondelopress.com
Me encantan estos reportajes.A ver si os atrevéis con uno sobre los pantanos sin agua que tiene castilla la mancha. ….Modelo contamos contigo…